AEvalia (Ficha) - Jhaenrin

Nombre: Jhaenrin Rozengrave

Edad: Equivalentes élficos a los 17

Sexo: Mujer

Personalidad: Desconfiada ante las primeras impresiones, ya que viene de un lugar donde las máscaras sociales para ocultar intenciones hostiles o debilidades son constantes, por lo cual tiende a ser arisca o esquiva ante actitudes altivas y riesgos innecesarios. Bastante observadora del entorno donde se encuentre por la costumbre de adaptarse lo más rapido posible para sobrevivir. Por lo demás siempre ha sido mas bien taciturna, prefiriendo un segundo plano que le permita analizar la situación para poder desenvolverse despues con mejor precisión en la práctica, y aun así cuando se la conoce un poco mejor, pese a lo seria que pueda parecer, es bastante honesta y generosa cuando se siente cómoda con la gente que le rodea.  

Historia: No es algo desconocido que la raza de los elfos oscuros son una sociedad matriarcal, devota al alineamiento caotico y sumida en las conspiraciones bélicas y las guerras internas entre casas y linajes familiares para alcanzar cada vez un mejor puesto entre su jerarquía interna. Jhaenrin, hija de una casta guerrera de familia bien ubicada entre las casas regentes, aun teniendo privilegios como mujer y pese a haber sido preparada desde una temprana edad para la guerra, le pilló demasiado pronto la cruda realidad de la supervivencia de su taimada especie.
La drow siempre habia sido bastante avispada y curiosa acerca de las historias que se contaban sobre el "horrible y peligroso" mundo de la superficie, sobretodo desde que tuvo edad para ir de expedición las encontrase tan distintas de las cosas que le decían los restos de los aventureros y otros desdichados que caían en la Antipoda Oscura, antesala de su hogar. La chica se planteaba llegado a un punto en que quizas se estaba perdiendo algo que no sabía, y en más de una ocasión se vió tentada de salir al exterior aprovechando la nocturnidad para intentar entender mejor por qué si las criaturas de la superficie eran tan peligrosas, no habían habido indicios de agresion a su gente...

Quizas fuera un capricho del destino o la ironía de la casualidad, lo que hizo que en una de esas escapadas, no se viera envuelta en el infierno que se desató en esas horas de ausencia... Jhaenrin tuvo la intuición de que algo iba mal cuando volvió a adentrarse en los reinos de la infraoscuridad, y no tuvo que llegar muy cerca para darse cuenta de que se había desatado otra guerra interna entre casas... y la que fué masacrada en pocas horas para ser eliminada fue la suya. Sabiendo que la ley demandaba que todos los aptos para la guerra fueran eliminados asi como los esclavos y prisioneros entregados a la casa victoriosa, su vida dependía de no volver a ser vista por nadie que delatara que había sobrevivido si no quería tener al resto de las casas tras su cabeza. Solo podía volver a la superficie, y así lo hizo, aun teniendo contratiempos por el camino, teniendo que enfrentarse a algunos rastreadores, con el consecuente saqueo improvisado para pertrecharse con lo puesto en su huida hacia la espesura de los bosques del mundo exterior.
Sobra decir que la adaptacion fue un infierno, el clima, los ciclos de tiempo y la luz del día eran tan diferentes a su lugar de origen que se dio cuenta de que allí era el eslabon debil, ahora con casi todas sus capacidades mermadas a falta de su medio de origen y siendo el enemigo natural de casi todo el mundo, expuesta ante tanta variedad de criaturas que le mostraban su hostilidad continuamente por mera supervivencia. Era como estar a la deriva sin nada donde mantenerse ante los continuos prejuicios (justificados, ciertamente) por las antiguas incursiones su estirpe. Así fue que tuvo que pasar bastante tiempo manteniendose al margen de casi cualquier asentamiento civilizado, llegando a comprender a base de observar y vigilar sus costumbres, que los drows no tenían cabida en  una comunidad así, que las historias de los enfrentamientos de la superficie y la infraoscuridad allí se contaban de otra manera a como se las contaban a ella de pequeña. En la superficie no había una tradición de asesinarse entre ellos, no rezaban plegarias al caos esperando que la desgracia cayera sobre el projimo, no había una ambición de que el apellido de nadie quedara por encima de nadie... la muchacha terminó maldiciendo profundamente haber estado en el lado equivocado, sobretodo en una situación como aquella en la que se sentía tan desamparada.

Aun con todo, bastante tiempo despues, el destino pareció concederle una tregua cuando un invierno tras robar las pocas provisiones que traian del campo los crios de una familia humana de la superficie, estos la persiguieran hasta el bosque y se vieran envueltos de rebote en una emboscada entre gnolls al entrar en su coto de caza. Jhaenrin, que tampoco quería cargar con eso en la conciencia cuando solo quería conseguir algo mas decente de comer, abandona la huida e intercede por ellos, metiendose en un duro combate donde finalmente las capacidades mágicas que poseian algunas de sus armas se desvanecieron del todo y se quebraron, quedandole solo un escudo con el que salvó la vida de milagro. Aun en la victoria y malherida, lo ultimo que esperaba al despertar tras la conmoción fue que aquella familia, los Rozengrave, que habian ido tras sus hijos, la hubieran recogido, y pese a los recelos tuvieran un gesto de buena fe con ella al no delatarla ante el pueblo como amenaza cuando los crios le explicaron la situación. Durante ese invierno la drow tuvo la iniciativa de asomar para visitar a la familia alguna vez y mantener la zona libre de peligros para escoltarla durante las visitas al bosque, en deuda por haber cuidado de ella, así fue como entre las pertenencias de algunas criaturas encontró los restos de un petate con documentos y una extraña invitación a una academia, a la que restó importancia en un primer momento.

Al llegar la primavera las visitas por parte de esta familia a la elfa oscura se hicieron más frecuentes, trabando desde entonces una amistad que duraría mucho tiempo... o al menos el suficiente como para que el resto del pueblo fueran luego quienes tuvieran recelos de estos por la hospitalidad que tenían hacia Jhaenrin. La muchacha entendía que pese a todo aquel no era su lugar y estaba pensando en marcharse. No tenía muy claro a donde, pero aquel sobre que contenía las indicaciones a aquella academia llamada Evalia al menos era una opción. La despedida no fue facil, pero partió esperando que al pasar el tiempo, pudiera volver a intentar ver a los Rozengrave, encontrar una forma mejor de integrarse y quien sabe si buscar su lugar en la superficie.

La chica comprendió a medio camino que no era un viaje con llegada ni retorno facil, pues poco le faltó para salir muy mal parada en varias ocasiones, teniendo que arriesgar a esforzarse el doble para lograr exprimir la poca magia que contenía, que se limitaba a esas alturas a las esferas de oscuridad, gracias a las cuales pudo evitar algun enfrentamiento directo letal de necesidad, pero ello no hizo que llegara muy bien al lugar al perderse en un par de ocasiones por tener que volver sobre sus pasos para recuperarse tras un asalto perdido e incluso teniendo que ocultarse hasta que pasaran algunos peligros innecesarios para seguir su ruta. Exhausta y a borde de sus fuerzas, aunque intentando mantenerse estoica tras la mala impresión del personal por haber llegado con la carta de recomendación de otra persona, la entrevista con el director fué un tanto tensa. Pese a esto, no dudó en ser sincera al explicarle los acontecimientos, e incluso en admitir que no tuvo reparos en usar los metodos de su especie para deshacerse de los obstaculos que se le presentaron para llegar a la academia, pues quizas esa era la ultima oportunidad que tenía de cambiar su destino y la necesitaba... aunque la estancia en Evalia le costase la vida.

Gustos/ Disgustos:
+ Los entornos en penumbra, le resultan más comodos a su vista
+ Los entrenamientos con armas blancas y otras cosas afiladas en general
+ Las alturas, la hacen sentirse lejos de sus raices y mas en paz.
+ El olor a libros y a infusiones de fruta, le parece acogedor.
+ La música, gusto adquirido tras su corta estancia entre humanos.

- Los prejuicios, aun sabiendo que es facil que la gente caiga en ellos
- Las deidades, por el fanatismo que lleva a muchos a justificar malos actos en ellas.
- Su hogar de origen, reniega haberse sentido feliz en la ignoracia de un lugar donde la traición por el poder mandan por encima del trabajo duro.
- Sentirse acorralada o bajo tension de riesgo, la hace ponerse peligrosamente irascible.
- Las actitudes ególatras o altivas, sobretodo las que huelen de lejos a traición.

Extras:

- No le disgustan las arañas y otras criaturas poco agraciadas del subsuelo, pero le recuerdan demasiado a su hogar.
- Se defiende en lengua y escritura común, elficas y dracónicas, las mas allegadas a su medio, así como la lengua silenciosa drow por señas.
- De todo el equipo que pudo requisar en su huida de la Antipoda Oscura y tras los años, solo le queda un escudo desplegable con una daga grande ensamblada, las cuales han perdido sus capacidades especiales tambien.
- Es ambidiestra por adiestramiento desde su infancia como miembro para la casta guerrera.
- A ser posible, intenta evitar usar en sus atuendos colores que impliquen a la deidad de sus congéneres.
- Se le nota una tenue iridescencia en sus ojos, que se torna roja en la oscuridad debido a la visión nocturna de su especie.
- Renegó del apellido de su casa regente y adoptó el de la familia que cuidó de ella antes de llegar a Evalia.

Nivel: 1